REPETICIÓN ESPACIADA. Las conexiones neuronales se activan más cuando se descansa después de un esfuerzo. De hecho, por la noche suelen estar muy activas favoreciendo la fijación de los aprendizajes que hemos intentado durante el día. ¿Por qué no seguir el ritmo de las neuronas para ser más eficaces? Estudia intensamente durante un periodo no muy largo y luego descansa. Podemos repetirlo tantas veces haga falta. Incluso aplicar este principio con técnicas existentes como el POMODORO.
ENCONTRAR EL ESTILO PROPIO. SI bien los estilos de aprendizaje son un mito que ha desmontado la neurociencia, sí es cierto que las personas tenemos preferencias en cuanto a nuestros hábitos. Todos somos distintos y a unos nos funcionan mejor unas cosas que otras. Un alumno puede estudiar mejor con amigos, otro solo y con música, otro recitando constantemente, y otro dibujando y escribiendo. Todos nos sentimos más cómodos con unas estrategias que con otras. Aunque si quieres mi consejo personal, explora e investígalas todas. Cuando más diverso y rico es el estudio, menos monótono se hará. Recuerda que una de las necesidades básicas de nuestro cerebro es la variedad.
DUERME BIEN. Estudiar intensamente justo antes de dormir y dormir 8 horas, es un 35% más eficaz que quitarse horas de sueño y madrugar mucho para estudiar el mismo día del examen.
MANTÉN EL FOCO. Si te cuesta apartarte de las distracciones, sé radical con ellas. Cambia el entorno si es preciso. A veces no tenemos que cambiar los hábitos, sino las circunstancias. Por ejemplo, vete a la biblioteca sin el móvil. Crea un entorno en el que sólo puedas estudiar o eliminar el máximo de distractores posibles.
TÉCNICA POMODORO. Como ya comentábamos, la técnica Pomodoro nos ayuda s seguir la repetición espaciada que le conviene a nuestro cerebro para aprender mejor. Ponemos un reloj o alarma para que suene en 25 minutos. Comenzamos nuestras tareas en el orden que hayamos elegido y cuando suena la alarma nos vamos a descansar cinco minutos. En esos cinco minutos es precios evitar los distractores: nada de móvil, de TV o lectura. Puedes sentarte, dar un paseo, tumbarte. Después de los cinco minutos comenzamos otro periodo de estudio de 25 minutos. Vuelve a sonar la alarma. Volvemos a para cinco minutos. Después del tercer periodo descansaremos 15 ó 20 minutos. Lo ideal es tener una lista de tareas ordenadas por importancia. Iremos tachando las tareas que vayamos realizando dentro de los pomodoros. Serán pequeños éxitos que sirven de recompensa y motivación para seguir aplicando el método.
LO MÁS DURO LO PRIMERO. Las mayoría de las personas tenemos más energía a lo largo de la mañana, y más a primera hora. Deja lo más difícil o lo más duro para cuando más energía tengas. Quitarte las tareas más difíciles primero es un buen motivador para completar el resto de tareas que nos queden.
EJERCICIO, MEDITACIÓN, CONVERSACIÓN. La neurociencia también nos dice que el ejercicio y la meditación regulares son buenas para nuestro cerebro. Ayudan a centrarnos, a mejorar nuestra memoria y nuestros estados de ánimo para el estudio. También nos ayuda relajarnos y tener contacto social y conversaciones agradables con los demás.
¿ESTUDIAR EN EL MISMO SITIO? Esto no está tan claro. Se han hecho experimentos en los cuales cuando en un mismo día se cambiaba de ambiente a un grupo de estudiantes, tendían a recordar un 40% más. Tan fácil como que lo pruebes. Busca ambientes agradables con luz natural. Hay personas que necesitan estudiar en un mismo sitio porque eso les aporta seguridad y relajación. Si crees que no es tu caso, investiga. Estudiar en distintos ambientes puede potenciar la memoria.
PLANIFICA Y ESPACIA TUS REPASOS. DE esto hablaremos con más profundidad más adelante. Una de las claves para afianzar los aprendizajes es planificar bien los repasos y espaciarlos en el tiempo. Hacer un primer repaso del material hoy, el siguiente dentro de 2 días, el siguiente a los cinco días, etc. Todo dependerá de la asignatura y del volumen de material a estudiar.
EL ESTUDIO DEBE SER AL MENOS 50% EXPLICAR. Podemos dividir el estudio en dos grandes estrategias. Una primera que consista en estudiar de forma activa (lectura comprensiva, subrayado, esquemas,…) y otra que consiste en recitar, repasar o explicar los temas. La mejora manera de aprender algo es enseñarlo. En eso se basa esta técnica. Dedica el máximo tiempo que puedas a hacer como si se lo explicaras a alguien. Trata de explicar un mismo asunto de distintas formas. Esto crea nuevas y útiles conexiones en tu cerebro. El método Feynmann, que explicaremos, te puede ayudar a conseguirlo. Esta parte de explicación puede incluir que te autoexamines, haciéndote preguntas concretas que tendrás que contestar.
REPETICIÓN INTELIGENTE. Muy unido a lo anterior, debemos procurar que cuando repasamos un mismo tema, modifiquemos algo. Trate de mejorar la repetición anterior, citando cosas que me había dejado o encontrando nuevas formas y mejores de explicar las cosas. Busca la corrección, la mejora constante. No siempre será lo más agradable ni lo más divertido del mundo, pero tampoco lo más tedioso. El número de repeticiones dependerá del la dificultado y el volumen de información.
NO FUERCES MÁS DE LO NECESARIO. La motivación y la voluntad no son infinitas. A veces se gastan y hay que recomponerse. Si no das más de sí, es momento de descansar. Cambia el chip. Haz algo que no tenga nada que ver con el estudio.
ESTUDIA EN PAPEL. De momento retenemos y estudiamos mejora cuando usamos el tacto de forma activa. Cuando escribimos, tomamos nota, subrayamos, dibujamos,… El uso de Tablets está mejorando nuestra capacidad de gestionar y manejar la información de forma más rápida, pero eso no quita para que lo combines con los métodos clásicos. Muchos métodos de estudio resultan mucho más fáciles de aplicar si los seguimos aplicando sobre el papel, como veremos.
CREA UN MÉTODO ACTIVO. Cuantos más recursos usamos, más favorecemos el aprendizaje. Escribir, dibujar, recitar, hablar con alguien, darse paseos, subrayar, usar marcadores, mapas mentales, mapas conceptuales potencia hasta el infinito el potencial de estudio.
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