Tratamos de aferrarnos a una seguridad que no existe. A menudo creemos tener más control sobre nuestra vida y del que tenemos en realidad. En uno de nuestros sesgos cognitivos fundamentales.
No nos damos cuenta de que la vida tiene un porcentaje alto de azar e incertidumbre, por mucho que hayamos creado ciertas redes de seguridad bastante sólidas.
Esa es la razón de que un 70% de nuestras decisiones resulten al final equivocadas.
Una decisión que era buena en su momento, debido a unas circunstancias concretas, deja de serlo cuando la situación cambia.
En el extraordinario libro de Hans Roslin “Factfulness”, el autor teoriza acerca de cómo muchísima gente sigue pensando que el mundo sigue pensando que el mundo es muy parecido a como era hace 30 años (en sus problemáticas básicas: pobreza, hambre, guerras, inseguridad, contaminación, etc.), cuando los datos demuestran fehacientemente lo contrario. Te recomiendo que eches un vistazo a dicho libro si quieres saber cómo es el mundo actualmente. Seguro que te llevas más de una sorpresa. Para bien. Descubrirás que las cosas son mejores de como las pensabas.
¿Por qué sucede esto? Nuestro cerebro tiempo para arraigarse, para adaptarse a los cambios. Y los cambios son cada vez más rápidos. Y tenderán a serlo todavía más. Por eso nos aferramos al pasado. Cuando parece que hemos dominado algo, todo cambia y hay que empezar de cero.
¿Cómo adaptarnos a un mundo cada vez acelerado? ¿Cómo adaptarnos a un mundo en el que muchos de los trabajos que hacemos no existan en 5 años?
Hay algo que nunca quedará obsoleto: nuestra capacidad de aprendizaje. Cuanta más tengas, más sobrevivirás a los cambios.
¿Te gustaría convertirte en un experto en aprender?
¿Te gustaría, además, ser un experto en enseñar a otros a aprender?
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