El enemigo es el aburrimiento. El enemigo no es el fracaso. Es el aburrimiento.
Nuestra mente funciona mejor cuando diseñamos metas específicas. De esta forma, las ambigüedades que pululan por nuestra cabeza, comienzan a tomar forma y volverse sólidas. Sólo esto nos permitirá dar los pasos específicos para conseguir esas metas. Tendremos que diseñar también esos pasos.
Los coaches te ayudan a formular objetivos con criterios claros. Uno de ellos es el realismo. Las metas deben ser realistas. Con esto estoy de acuerdo a medias. Si el enemigo es el aburrimiento, ¿por qué no plantearnos metas descabelladas? Quizá sea la forma de empezar a hacer cosas descabelladas, o cosas que no haría en mi estado normal de comodidad. Para alcanzar lo descabellado, tenemos que romper la comodidad. Si queremos romper la comodidad, mejor hacerlo con metas poco realistas.
Empieza a pensar en grande. Se traducirá en formas de actuar más grandes.
Dicho esto, vamos con algunos trucos para empezar a ser más productivo:
Evita la ocupación por la ocupación. Esto es sólo un forma más de pereza. Estar megaocupado suele ser un síntoma de evitación de las tareas importantes. Todo lo que no aporta valor a la consecución de un objetivo, resta. Si hacer las cosas más bonitas, ordenadas, eficientes y vistosas no tiene nada que aportar a la consecución de tu objetivo, olvídalas.
Derivado de lo anterior: ser eficiente no es lo mismo que ser eficaz. Lo que haces es infinitamente más importante que cómo lo haces. Hacer algo poco importante de forma perfecta no lo convierte en importante. Del mismo modo, que una tarea requiera mucho tiempo y esfuerzo, no la convierte en importante. Y al revés, que una tarea no requiera mucho tiempo y esfuerzo, no la convierte en poco importante.
Sigue la regla de Pareto: el 20% de las causas dan el 80% de los resultados. El 20% de un texto contiene el 80% de la información relevante. El 20% de tus clientes te otorgan el 80% de tus ingresos. El 20% de las acciones producen el 80% de resultados exitosos. ¿No es más sensato buscar y centrarse en ese 20%? La clave es obtener el máximo de beneficios con el mínimo número de causas.
Sigue la Ley de Parkinson. Una tarea crece en complejidad e importancia (percibidas) en función del número de horas que le dediquemos o del tiempo asignado. Es decir, si tengo mucho tiempo para realizar algo que podría hacer en menos tiempo, nuestra mente buscará inconscientemente, maneras de rellenar esos huecos. Normalmente, dedicando un montón de horas a lo no esencial. En cambio, si nos atenemos a un tiempo ajustado, incluso muy ajustado, nuestra mente buscará centrarse en lo esencial. Paradójicamente, el resultado tiende a ser mejor. Conclusión: acota tus tiempos en tramos que sean incluso pelín estresantes. Divide a su vez tareas más grandes en minitareas ajustadas, centrándote en lo esencial. Cambiará tu vida. Ser eficaz en hacer lo que importa centrándose en lo esencial.
Empieza a preguntarte qué actividades son esenciales y cuáles uso para rellenar el tiempo. Puedes confeccionar listas de tareas y asignarles importancia con el método ABC de Brian Tracy o dividirlas en función de la urgencia e importancia. La tendencia debe ser centrar la atención en lo no urgente pero importante. Te puedes preguntar:
¿Estoy siendo productivo o sólo sintiéndome productivo?
¿Cuál es la tarea que hoy marca la diferencia para lograr mis objetivos?
¿Qué pasa si dejo esta tarea sin hacer?
¿Aporta algo la tarea que estoy realizando?
Si sólo pudiera trabajar dos horas al día, ¿en qué me centraría?
Elimina tus distractores. Sobre todo aquellos que damos por hecho que son parte intrínseca de la vida diaria: televisión, navegar por Internet, móvil, redes sociales, periódicos, personas molestas, etc. Hemos legado a un punto en que nos parecen absolutamente indispensables y urgentes actividades que sólo restan valor a nuestra vida. La información es inútil si no puedes aplicarla para algo útil. Lo contrario sólo resta energía. Ten la tendencia de aprender, no de informarte. Sé rígido en tus horarios y no dejes que nadie interfiera en ellos.
Huye del sesgo de aversión a la pérdida. Nos duele dejar las cosas sin terminar, porque…ya que he empezado e invertido dinero, energía, etc,..¿cómo voy a dejarlo? A veces el perjuicio de continuar es mayor que el hecho de parar cuando hay que parar. Si lo que hago no me lleva a ningún sitio, déjalo aunque duela. Si la peli no te gusta, déjala aunque hayas pagado por ella. Puedes emplear ese tiempo en cosas mucho mejores.
(…más consejos en el próximo post……)
Muy bueno. Me interesa seguir recibiendo mas información.