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Foto del escritorSergio Moreno Rodríguez

UN ANÁLISIS SOBRE LA MOTIVACIÓN Y EL CAMBIO A TRAVÉS DEL BATMAN DE CHRISTOPHER NOLAN


En mis cursos suelo citar muchas veces distintos fragmentos de películas o películas completas como apoyo a lo explicado. Suelo ser un recursos muy recomendable ya que permite visualizar de manera muy directa actitudes y comportamientos que a veces no son tan fáciles de explicar sin ejemplos. He hecho visualizar y hemos comentado en mis clases escenas de películas tan variopintas como “Doce hombres sin piedad”, “Alguien voló sobre el nido del cuco”, “Un domingo cualquiera” “Rocky Balboa”, “Matrix”, “La vida es bella”,…para tratar temas tales como comunicación, ventas, atención al cliente, habilidades sociales y motivación. Sobre éste último tema me he encontrado en los últimos años dos perlas cinematográficas.


Una de ellas es la ya citada “Rocky Balboa”, última entrega del popular personaje. Si conseguimos disfrutar el arte de Stallone sin las orejeras de los prejuicios, en esta película encontramos varias escenas que deberían proyectarse en muchas escuelas y universidades del país, sobre todo la conversación que el protagonista mantiene con su hijo. La película viene a resumirnos de forma perfecta la filosofía de toda la saga: en la vida no se trata de lo bueno o fuerte que seas y lo fuerte que puedas golpear, sino de la capacidad de aguantar los golpes. Ésa es la forma de ganar. Aguantar mientra avanzas.


La otra joya cinematográfica que a nivel de contenido me ha llegado más en los últimos tiempos es la magnífica trilogía de Batman, especialmente la tercera y última parte. La valía de esta obra en tres partes es doble: por un lado, el no haber renunciado a hacer un espectáculo de entretenimiento de primer nivel y, por otro, el haber utilizado todo esto para reflexionar sobre una serie de cuestiones también de primer nivel.


Podríamos decir que, en global, las 3 películas intentan responder a grandes preguntas sin respuesta, sobre todo al interrogante de: ¿SE PUEDEN CAMBIAR LAS COSAS?, pero también: ¿Cuál es mi papel en el mundo? ¿Qué hago con mi sufrimiento? ¿El sistema funciona? ¿Puedo tomarme la justicia por mi mano?


Por mucho que digan algunos, el film no nos da ninguna respuesta clara sobre ninguno de estos temas, excepto quizá sobre la primera. ¿Se pueden cambiar las cosas? Esta gran pregunta nos lleva por vericuetos y caminos no demasiado esclarecedores ni demasiado optimistas a lo largo de las dos primeras películas, pero la reflexión culmina con de forma brillante en la tercera ofreciéndonos un atisbo de esperanza: No se pueden cambiar las cosas, pero puedo cambiar yo.


Dicho de otra forma, el único cambio posible es el cambio PERSONAL.


Para contarnos esto, Christopher Nolan nos pone en la siguiente tesitura: ¿qué pasaría si el pueblo se rebelara contra la autoridad y tomara el control? Argumento basado en lo que pasó en la revolución francesa y  sacado también en parte de “Historia de dos ciudades” de Dickens.


Evidentemente, lo que pasa en la película es que el pueblo no obtiene ni mucho menos su libertad, sino una especie de anarquía absurda y circense, que no es más que una nueva forma de control por parte de poderes oscuros. Estos poderes, simbolizados por Bane, el villano, quieren, además, en último término destruir la ciudad.


No hay libertad cuando los grupos humanos se comportan como una masa manipulable e informe. No hay un poder superior del que debamos fiarnos, en el que debamos depositar nuestras esperanzas de liberación o de otorgarnos una vida mejor. No hay salvadores ni benefactores y hay que desconfiar de las grandes palabras y los grandes discursos emocionales. En definitiva, no hay cambio social, ni político.


Las revoluciones no sirven para nada, salvo para para cambiar la cara a nuestros dictadores.


¿Qué nos queda entonces? Nos queda Bruce Wayne y su renacimiento. La película nos muestra un Batman/ Bruce Wayne que lleva 8 años retirado y que ha perdido su sentido de vivir. Tiene una severa cojera (en clara referencia al dios Hefestos, que era un dios civilizador). El mal y la corrupción eran su razón de ser y ahora que las cosas se han calmado en la ciudad gracias a él, no encuentra un motivo para existir, por lo que vive recluido en su mansión en una profunda depresión. Anclado en lo que fue su papel en el mundo, no sabe trascenderlo y seguir adelante. En el fondo, el problema es que necesita el conflicto y el crimen para justificar su existencia. Cuando Bane hace su aparición, hay un primer intento desesperado de volver a ser el que era y de encontrar sentido. Vuelve a ponerse la máscara. Pero la cosa acaba mal. Su retorno es equivocado. Ya no es el que era, pero se resiste a ello. Esto queda claro cuando en medio de la lucha, Bane le espeta “Luchas como un hombre más joven”. La pelea entre ambos contendientes, acaba con la derrota de Batman. Pero se le perdona la vida.


Con la espalda rota y destrozado, Bruce Wayne es encerrado en una tenebrosa prisión al otro lado del mundo, de la sólo se puede escapar escalando un enorme pozo imposible de escalar (por cierto, que en la película planean multitud de referencias no sólo al Batman de Frank Miller, sino también al Daredevil del mismo autor). A partir de aquí, vemos en paralelo la destrucción de la ciudad y la reclusión del personaje en esta cárcel, que en el fondo simboliza también una cárcel mental y espiritual de la que tendrá que escapar.


Ayudado por varios cuidadores pagados de la prisión, es mantenido con vida para que pueda ver la destrucción de su ciudad a través de una pantalla de televisión. Así, Bane quiere quebrar su espíritu totalmente. Pero esto no hace más que darle una razón para volver a levantarse. Y así, empieza un renacimiento que dura meses. El paralelismo es casi poético: mientras la ciudad se va destruyendo, el personaje se va reconstruyendo.


Varios intentos fallidos de escalar el pozo, no hacen más que reafirmarlo en su decisión. Los otros presos se quedan estupefactos de verle entrenar porque ellos han perdido la esperanza. Han asumido que de allí no se puede salir. Esta escena está conectada con una escena de su niñez, cuando cae en la cueva de la mansión por primera vez y su padre le rescata. Ahora tiene que salir de su propio pozo por sus propios medios. La relación con el padre está omnipresente a lo largo de los tres films, y hay una clara idealización del mismo, que es a la vez su motor y su lastre. “¿Por qué nos caemos, Bruce? Para aprender a levantarnos”, es la gran lección que le enseña. Ahora tendrá que aprender levantarse sin ayuda.




Lo curioso es que la fuerza de voluntad que finalmente consigue para salir de la prisión, la saca de su propio lado oscuro. Un médico-mentor de la prisión le habla de un niño que salió antaño del pozo sin usar la cuerda de seguridad y que fue el miedo lo que le hizo conseguirlo. Le sugiere que suba sin cuerda y deje que su miedo le encuentre. Este miedo es lo que vuelve a traerle la voluntad de vivir. Y lo consigue. La escena en la que le vemos accediendo ya al exterior con la música de Hans Zimmer sonando más épica que nunca, es de los momentos más emocionantes que recuerdo haber disfrutado en el cine, debido a su simbolismo y significado.


Bruce Wayne surge del abismo como un ser nuevo, que ya no es Batman ni el hombre torturado de antaño, sino alguien liberado. Su liberación supone el germen de la liberación del mundo, ya que su primer gesto cuando sale es tirar abajo las sogas con las cuales los prisioneros podrán a su vez escapar.


Es la brillante conclusión de esta saga: el único cambio posible es el que hago en mí mismo. Esta evolución personal, este cambio, esta metamorfosis y renacimiento son la palanca que puede salvar a Gotham, cosa que por supuesto consigue. El icono Batman “muere” para el mundo dando la vida por su gente (de nuevo referencias mitológicas y religiosas), y el ser humano, el ser esencial, el hombre llamado Bruce Wayne puede continuar su vida, en anonimato, por nuevos caminos. Batman queda para su pueblo como una imagen y recordatorio de esa evolución personal. Pero ya no es necesario para el mundo. Somos ahora cada de nosotros los que tendremos que optar por intentar salir o no de nuestros propios pozos.En definitiva, gran película por su contenido, que requerirá nuevas revisiones y análisis. Seguiremos con ello.

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